A veces es necesario recordar el pasado aunque sea para darnos cuenta y alentarnos de lo mucho que hemos avanzado en este escarpado sendero llamado feminismo, que va abriéndose camino, lento pero certero, con más fuerza que nunca en la historia vivida por el ser humano y que ya no permite ni un paso atrás.
Pero siendo realista y a modo global queda muy lejos el final de este camino que auguro y deseo llegará, aunque mis ojos en el pestañeo que supone nuestra fugaz existencia en el devenir de nuestra especie no puedan contemplarlo, y queden siglos, tal vez milenios, pues por mucho que avancemos en algunas partes del planeta más evolucionadas, no hay más que echar una ojeada a otros lugares del mundo y conocer las reglas de otras erróneamente llamadas culturas para echarse las manos a la cabeza y desoladas dar gracias por haber nacido en un lugar donde no nos obligarán a casarnos a los doce años, no practicarán la ablación con nosotras al poco tiempo de nacer ni nuestro marido tendrá firme derecho para maltratarnos…
Solo por nacer mujer.
Una profunda e inmensa tristeza nos acompaña al ser conocedores de estas injusticias infames, y yo me imagino abriendo los ojos y organizando a todas aquellas mujeres en guerrillas de paz, a sublevarse por su libertad, armadas de sororidad, escudadas en un mundo mejor, abanderadas de holismo y evolución, pues desde aquí podemos ser ese reflejo que destelle en sus sueños por un nuevo despertar.
En nuestro país, la lucha está en las calles, en el idioma, en la inserción laboral y la regulación de sueldos de la brecha salarial, en cambiar leyes injustas, en que No es No, en enterrar los micromachismos, en que una se viste como le da la gana, en que sí eres lesbiana, sigues siendo mujer, en el rechazo a la violencia de género, en las marchas violetas, en hacer comprender de una vez que el feminismo no es lo contrario al machismo, sino un movimiento por la igualdad de hombres y mujeres, partes ambos de la dualidad que la madre naturaleza creó como dos mitades de una especie, como un todo, como lo que somos y no podemos ser por separado y mucho menos como extracto de una reemplazable costilla.
A continuación me gustaría destripar lo que se conoce como Guía de la buena esposa, que según algunas fuentes cibernéticas fue escrita por Pilar Primo de Ribera para la Sección Femenina de la falange en el año 1953, mientras otras fuentes aseguran que es un fake y que se creó para cabecero de una famosa serie mejicana del año 2010, titulada “Las Aparicio”. Sea como fuere, no dista ni exagera la realidad de una España franquista donde se adoctrinaba a la mujer para ser simple y llanamente una sirvienta sin voz ni voto que debía someterse a la voluntad de su amo, que diga, de su esposo. Y sin más dilación vamos a nombrar algunas de sus espeluznantes reglas, en cursiva.
- Sé dulce e interesante: Su aburrido día de trabajo quizá necesite mejorar. Tú debes hacer todo lo posible por hacerlo. Una de tus obligaciones es distraerlo.
Ahora resulta que la buena esposa tenía que ser un mono de feria.
- Arregla tu casa: Debe lucir impecable. Haz una última ronda por la principales áreas de la casa, justo antes de que tu marido llegue. Levanta los libros de escuela, juguetes, etc. Y limpia con un plumero las mesas.
Yo tampoco daba crédito cuando lo leí por primera vez. Pero esto no ha hecho más que empezar. Cuidado que puedes pasar de la ira a la risa repentinamente.
- Hazlo sentir en el paraíso: Durante los meses más fríos del año debes preparar la chimenea antes de su llegada. Tu marido sentirá que ha llegado a un paraíso de descanso y orden, esto te levantará el ánimo a ti también. Cuidar de su comodidad te brindará una enorme satisfacción personal.
Tu comodidad como mujer no tiene cabida en este anacrónico manual, tu debes lucir hermosa e incómoda para que él se sienta en el paraíso. Claro, tiene toda su absurda lógica.
- Prepara a los niños: Cepíllales el cabello, lava sus manos y cámbiales la ropa en caso de ser necesario. Son su pequeños tesoros y él los querrá ver relucientes.
Por supuesto, a los niños pequeños se les lava y peina solo para que el padre los vea limpios.
- Minimiza el ruido: A la hora de su llegada apaga lavadora, secadora y aspiradora e intenta que los niños estén callados. Piensa en todo el ruido que él ha tenido que soportar durante su pesado día de oficina.
Ten terminadas todas tus tareas a su entrada por la puerta para poder servirle como buena esclava, que diga, como buena esposa.
- Escúchalo: Puede que tengas una decena de cosas importantes para decirle, pero a su llegada no es el mejor momento para hablarlas. Déjalo hablar antes, recuerda que sus temas son más importantes que los tuyos.
Tu eres una ameba. Ni sientes ni padeces. Solo importan sus temas y sus problemas. Eres una complaciente ameba. Puedes imaginar un dedo hipnotizador si eso te ayuda a meterte en la escena y no vomitar antes del siguiente párrafo que para mí no tiene desperdicio pues dice más entre líneas de lo que parece, atención:
- Ponte en sus zapatos: No te quejes si llega tarde, si va a divertirse sin ti o si no llega en toda la noche. Trata de entender su mundo de compromisos y presiones, y su verdadera necesidad de estar relajado en casa.
Déjalo vivir mujer, que eres muy pesada. Que no aparece en tres días, te engaña y además te pega una bofetada de vez en cuando, pon la otra mejilla. Solo eres una ameba descendiente de una costilla.
En fin…si has esbozado aunque sea media sonrisa, yo ya me siento satisfecha con este artículo, porque dichos patrones de comportamiento que hace relativamente poco tiempo podían tomarse en serio, incluso llevarse a cabo en miles de hogares, a día de hoy se encuentran asegurados de extinción y esa curva en tus labios que han provocado mis comentarios sarcásticos es un símbolo inequívoco de que avanzamos en el camino hacia nuestra libertad.
Sigamos remando hermanas, viento en popa a toda vela, que cada detalle cuenta, y yo por esta lucha entregaría hasta mi vida, pues no seremos libres mientras exista en este mundo una sola mujer oprimida.
El patriarcado ha encontrado en las religiones su mejor aliado. Hace falta una nueva religión atea/agnóstica que partiendo de un amor a la naturaleza se base en la igualdad y la no discriminación. En infinito5.home.blog lo detallo.