Ésta es la historia de nuestra Cover Girls de MagLes #13 sobre bodas entre mujeres. Natalia & Pilar nos explican que la vida da muchas vueltas. 🙂
Aquel día me levanté para ir a trabajar como cualquier otro. Era domingo, así que me tocaba ir al supermercado que nuestros jefes tenían en zona de costa. Todos los domingos iba allí, pero ese día, al llegar, me encontré con ella. Y eso lo cambió todo.
Recuerdo que cuando la vi me pregunté… “¿es lesbiana?”. Y esa pregunta me acompañó toda la mañana. Pregunté disimuladamente en cuanto tuve ocasión, y me dijeron que estaba con un chico desde hacía muchos años. En aquel momento no sabía por qué, pero me entristeció esa respuesta. Yo había tenido dos relaciones serias… una con un chico y la última, con una chica… y por determinadas razones, decidí que no quería volver a estar con una mujer. Pero cuando la vi a ella, algo en mi mente cambió, en mi interior se encendió algo… y empezó una lucha. Durante un tiempo me parecía imposible imaginarme que podíamos ser algo más…
Ella tenía una vida con un hombre, se quería casar y tenían una casa…
Pero la vida da muchas vueltas.
Con el tiempo nos hicimos inseparables. Ella no estaba bien con su novio y yo me volqué en ella y en intentar hacer desaparecer su tristeza. Me parecía tan frágil, tan buena, tan perfecta… No podía evitar pensar en ella a todas horas. Con el tiempo, notaba que empezaba a nacer algo más entre nosotras, algo muy íntimo. Pero a veces una vocecilla martirizadora me decía… “¿no te lo estarás imaginando? ¿no será que deseas que pase y por eso ves ciertas cosas?”. Mi mente intentaba protegerme, pero mi corazón iba por libre, y no tenía ningún miedo. Así que me dediqué a cuidarla al máximo, intentando demostrarle (sin palabras) que con una mujer (¡yo!) también podría tener una relación maravillosa, sin que nada le faltara… Y se ve que lo conseguí.
Cuando hacía ya un año que nos conocíamos, ella terminó con su relación y ese mismo día vino a buscarme, a decirme todo lo que sentía y no se atrevía a aceptar… Tenía miedo, como todas cuando empezamos una relación, sobre todo por el cambio que iba a dar su vida de ahora en adelante… Yo la entendía perfectamente porque yo había pasado por lo mismo en su momento. Ese proceso iba a ser duro, muy duro (aunque aún no lo sabíamos…) pero ese día, esa noche, empezaba nuestra vida juntas. Y fue tan inolvidable…
Aunque pasen muchos años, nunca olvidaré aquel momento en el que mientras la miraba pensé, sí, mi corazón lo sabía… ella me quería. Al principio lo mantuvimos en secreto, y poco a poco fuimos diciéndolo al círculo más cercano, después en el trabajo que compartíamos, y más tarde a todo el mundo, ¡casándonos!
Ese sí que fue el día más feliz de nuestra vida…
Para explicarlo no hay palabras, porque fue puro y absoluto sentimiento. Todo fue increíble, perfecto y maravilloso hasta el punto de no poder expresarlo sin emocionarme. Rodeadas de toda nuestra familia, de nuestros amigos, sucediendo todo tal y como lo habíamos soñado… Fue una boda por todo lo alto, porque habíamos estado tanto tiempo en silencio, que cuando pudimos decirlo, era casi necesidad gritarlo a los cuatro vientos, haciendo que ese día hiciera eco, dejando una huella imborrable no solo en nuestra alma, sino en el de todas las personas a las que pudiéramos llegar.
Así es como se conquista un corazón, como se conquistan los sueños… con Amor, con paciencia, con ilusión y con tesón… Y así, paso a paso, es como habíamos construido una familia… una familia que deseamos aumentar en breve… Esa, es nuestra próxima conquista.